martes, 25 de marzo de 2014

¿Es la democracia una utopía?

¿Es la democracia una utopía? Vengo tiempo planteándome esa pregunta, pues día a día podemos observar los fallos que esta tiene.

Cada cuatro años, que en ocasiones han sido largos, se nos ofrece a nosotros, los ciudadanos, la posibilidad de elegir en las urnas quién nos representa, quién será el que dirija la nación durante los cuatro años de legislatura estipulados. Dice el artículo I.2 de la Constitución Española que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”, pero ¿esto es realmente así? En la práctica, no lo creo. Para ejemplificar se puede observar la legislatura del PP, de 2011 a la actualidad, la legislatura que los ciudadanos votaron en las urnas,  en la que pocas cosas de las que prometió ha cumplido. Votamos unas cosas y hacen otras totalmente distintas; de ahí que me pregunte si la democracia es o no una utopía, pues el derecho al voto es inservible si seguimos permitiendo este tipo de acciones.

Vivimos en una democracia, tras haber pasado por cuarenta años de dictadura, que parece ser el mejor de los sistemas, pero los fallos que tiene son bien visibles. No podemos permitir que se hable de este tipo de democracia como un buen sistema cuando hay miles de personas en la calle, cuando la educación está en peligro de extinción, cuando la prensa está al servicio de diferentes entes y la objetividad brilla por su ausencia, cuando se está jugando con la salud de los ciudadanos, cuando nos están robando la libertad. Y esto es así; cada cuatro años elegimos quién nos roba. 

Se dice que somos nosotros, el pueblo, quienes tomamos las decisiones políticas. Eso en teoría parece muy bonito, pero en la praxis es totalmente distinto. Tenemos un sistema democrático representativo, pues los ciudadanos nos limitamos a elegir representantes que toman sus propias decisiones. La democracia conlleva una constitución; una constitución que aboga por el derecho a una vivienda digna, derecho al trabajo, derecho a la salud y educación, y día a día vemos como esto se resquebraja.

Una verdadera democracia, una democracia real, es una democracia directa y participativa, una democracia en la que realmente son los ciudadanos los que toman decisiones políticas, los verdaderamente soberanos. Una democracia donde los dirigentes políticos se dediquen a representar de forma fiel a la ciudadanía, donde nuestra voz se escuche. Creación de asambleas para la toma de decisiones. Sí parece ser una utopía.


La actual democracia, por mucho ahínco con que se proyectase, no funciona bien o, al menos, no todo lo bien que debería. Aprovecho también para decirle adiós al recientemente fallecido Adolfo Suárez, que tanto hizo por la democracia española; DEP. Nosotros elegimos a quienes nos representan, quienes hacen oír la voz de la mayoría del pueblo, y quienes deben tomar decisiones para satisfacer a sus ciudadanos, y vemos como esto no es así, porque las decisiones de la mayor parte de los ciudadanos no es ver resquebrajado sus derechos y libertades. ¿El poder del pueblo es real? Yo defiendo una democracia real, en la que todos los ciudadanos tengamos cabida y el poder sea, en la práctica, del pueblo.

Esto, naturalmente, requiere de un esfuerzo que muchos no estarán dispuestos a hacer, pero allá cada cual con su conciencia.

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