La actualidad que vive Palestina en estos momentos es
horripilante. Venimos viendo en los medios de comunicación durante estos días
imágenes del conflicto palestino-israelí que se está viviendo en estos
momentos. ¿Por qué? Los orígenes se remontan bastantes años atrás, en la época
del colonialismo a finales del siglo XIX, y acentuándose a finales de los
cuarenta.
El 30 de junio se encontraron cerca de Hebrón,
en la Cisjordania ocupada por Israel, los cuerpos de tres adolescentes
israelíes secuestrados el 12 de junio. El gobierno de Israel prometió venganza
contra Hamás. En primer lugar me gustaría aclarar que
bajo mi punto de vista entre Israel y Palestina no hay una guerra, sino un
genocidio, un exterminio por parte de Israel a la población palestina.
Población, es decir, niños, niñas, hombres, mujeres, periodistas, destruyen
hogares, escuelas, hospitales, etc. Israel tiene como objetivo la creación de
un Estado judío, para lo cual está haciendo una “limpieza” étnica con los
palestinos, eliminándolos. Palestina actualmente es un reducto de lo que era;
su territorio ha ido cayendo en manos israelitas poco a poco.
Actualmente el foco se encuentra sobre la franja de Gaza:
“Operación Margen Protector”, cuyo objetivo era atacar a Hamás, pero
inevitablemente se han visto alcanzados gran parte de civiles. Más de mil setecientos palestinos han muerto desde que comenzó la operación a manos de los israelíes.
Hablamos de derechos humanos, de que no es cívica una
guerra cada vez más cruel y mortífera en la que no hay vencedores ni vencidos,
sino víctimas. ¿Existe de veras la llamada comunidad internacional? ¿Nadie hace
nada al respecto? No, en vez de eso, algunas potencias se dedican a armar a
Israel, que posee una de las mejores armadas, mientras Palestina no cuenta con
armada, ni aviación ni ejército. Es por ello que no es una guerra, sino un
crimen. En la otra cara de la moneda encontramos con manifestaciones a nivel
internacional en solidaridad con Palestina, empatizando con el dolor ajeno. El
sionismo está destruyendo el pueblo de Palestina, porque el sionismo es
racista, totalitario y excluyente. Mientras, ciudadanos israelíes observan entretenidos los constantes bombardeos sobre Gaza, como si de un espectáculo se tratase.
La realidad de Palestina es la de un pueblo condenado, indefenso, un pueblo atacado por el ejército Israelí mientras la comunidad internacional mira hacia otro lado, donde cada día se suceden nuevas muertes a manos del sionismo y el imperialismo, más aún cuando ya no se respetan ni las treguas.